El Mercedes-AMG G 63 combina lo mejor de la lujosa marca alemana con capacidades todoterreno. ¡No compromete nada, excepto que la aerodinámica puede serlo!
Soyons realistas, las posibilidades de reparar un G 63 son mucho más afortunadas en una ciudad frente a un restaurante elegante o un hotel que se tiene que construir en un camino en medio del bosque… o en el desierto. Sin embargo, Brabus ve las otras cosas…
Las ideas no faltan en Brabus
El equipamiento alemán de Brabus es reconocido por sus extravagantes creaciones basadas en este opulento utilitario. La empresa lleva décadas haciendo negocios para perfeccionar, aumentar y aumentar las capacidades de este modelo ya muy capaz con el fin de satisfacer las necesidades de un cliente que siempre ha sido más exigente.
Aquí está la última creación para ordenar los talleres de Brabus: el 900 Crawler. Este «buggy de dunas» con esteroides se basa en el G 63, emplea una potencia sin precedentes y lleva las capacidades todoterreno a nuevos niveles.
Físicamente, notamos que no queda mucho de la utilidad además de su ventaja. En efecto, la cama está privada de cargadores y descansa dormida sobre un chasis tubular sobreviviente. Pero los AMG agarran la compostura bajo el capó, gracias al biturbo V8 cuyo cilindro se transportaba en 4.5 litros para producir 900 caballos y un impresionante par de 922 lb-pi.
Brabus afirma que el par está limitado electrónicamente a 774 lb-pi para preservar la caja de cambios automática en nueve tiempos, ¡pero este 900 Crawler puede incluso pasar de 0 a 100 km/h incluso en menos de 3,4 segundos!

Foto: Brabus
El paraíso de la fibra de carbono
Totalmente recuperada de fibra de carbono, la 900 Crawler presenta una protección en la suela de 53 centímetros, superior a la de la Ford Bronco (29,4 cm) y la Jeep Wrangler (27,4 cm), comparativamente tituladas. También está equipado con monofilamento forjado y llantas todo terreno 40R20.

Foto: Brabus
Súbase a bordo del Brabus 900 Crawler y tendrá derecho a asientos de carreras de fibra de carbono, un sistema de navegación de puntos con mapas topográficos e imágenes satelitales, así como un sofisticado sistema de comunicación bidireccional que permite que el conductor y los pasajeros se comuniquen entre ellos gracias a Teléfonos integrados en cuatro estuches (hecho de fibra de carbono, ¡obviamente!)
El precio de este mastodonte sable también es asombroso. Los compradores tendrán que gastar nada menos que 749.000 euros, lo que equivale a un millón de dólares canadienses.